sábado, 12 de abril de 2008

Viaje a Menorca - 1er dia

Esta mañana me he plantado en Ciutadella de Menorca. Allí me he encontrado con Rafel y la Impala.

La verdad es que la moto está en buenas condiciones. Bueno, ha estado 45 años en ambiente marino, con lo cual el óxido que he podido apreciar es menos de lo que esperaba. Parece que más o menos es todo original, excepto el piloto que creo es de Impala 2.

La moto funciona, arranca en una o dos patadas, pero tira aceite por el respiradero del cárter de transmisión y hecha un humo de mil demonios. Claro, en baja no va tan fina, con tanto aceite como quema, pero en ruta va perfecta.

Pues nada, buen trato por parte de Rafel, pago, recojo toda la documentación, y acto seguido arranco y me voy a lomos de la moto. Unas fotos que he hecho en Ciutadella mismo.




¿Que porqué la moto es blanca? Eso mismo le comenté a Rafel, y me contestó que la moto era de un familiar suyo, el cual en verano solía llevar pantalones blancos. El depósito rojo se le desteñía y le manchaba los pantalones, a sí que decidió pintar el depósito de blanco. Una anécdota que merecería dejar el depósito blanco para poder contarla... pero va a ser que no ;-)


Nos ponemos en marcha, y a lomos de la Montesa nos dirigimos desde Ciutadella a Maó (unos 45 km). La verdad es que la moto me ha sorprendido. Es la moto más fina que he probado nunca. Estable, con buena manejabilidad, potente (para su edad y cilindrada), los mandos son muy suaves, las marchas entran sin ni siquiera un chasquido en la palanca... todo rendondo. Como bien dijo Milá, es la "moto collonuda".


A medio camino, está el Monte Toro, la elevación más alta de Menorca. No podíamos dejar pasar la oportunidad de admirar las vistas...



Aquí nos dio el primer aviso. Al llegar arriba (1ª y 2ª velocidad) pegó una explosión por el escape y se paró. Un verdadero petardazo. "mierda, los paltinos" pensé.

Pero después de dejarla descansar un rato y hacer las fotos, volvió a arrancar a la primera patada... y para abajo.


Como quema aceite, la carburación en baja está mal, y al ir reteniendo va pegando tirones. No tiene más, si no es porque al llegar abajo del Monte Toro, doy gas y PAM! PAM! Dos petardazos más y se para.

Pues nada. Cambio la bujía (salió una humareda terrible), cuatro manchadas para limpiar, bujía nueva, dos patadas y hasta Maó. Una verdadera campeona.

Maó, un sábado de abril, más que tranquila, es aburrida... pero eso ya no son motos. La guardo en el parking del hotel (sobre un periódico), y hasta mañana.

2 comentarios:

Diego Zamora dijo...

Magnífica. Seguiremos tu nuevo blog con la misma afición, admiración y curiosidad con las que seguí el de tu Guzzi.

Y con la misma falta de comprensión.

Agustín dijo...

Igual al final aprendes algo... :-D